
Una tragedia familiar ha puesto de relieve las deficiencias del sistema de salud en Villa Clara. Lucía Yera, madre de un niño de apenas 7 años, denunció públicamente que su hijo falleció de meningoencefalitis fulminante tras ser diagnosticado erróneamente con un “catarro” y enviado repetidamente a su casa sin la atención adecuada.
Cronología de la negligencia
- Inicio de síntomas: fiebre alta, deshidratación y malestar general.
- Primeros diagnósticos: los médicos del hospital infantil de Santa Clara atribuyeron los signos a un catarro y a una posible sarna, sin realizar pruebas de laboratorio ni punción lumbar.
- Visitas sucesivas: Lucía regresó al hospital en varias ocasiones, insistiendo en que el estado de su hijo empeoraba. Cada vez, le indicaron tratamiento domiciliario y la enviaron de vuelta.
- Retraso crítico: el médico de guardia no se presentó hasta las 8:30 a.m. del día siguiente, cuando el niño ya estaba en estado crítico. Solo entonces se le practicó la punción lumbar que confirmó la meningoencefalitis.
- Fallecimiento: tras soportar 14 paros cardíacos, el menor no resistió el daño cerebral y murió pocas horas después.
Factores agravantes
- Falta de diagnóstico oportuno: la ausencia de una punción lumbar temprana impidió el tratamiento adecuado.
- Escasez de medicamentos: como en muchos hospitales del país, los padres deben buscar fármacos en el mercado informal.
- Precariedad de recursos: equipos y insumos básicos faltantes o en mal estado retrasan la atención de emergencias.
El grito de una madre
Con voz entrecortada, Lucía cuestionó:
“Ningún médico tenía derecho a quitarle la vida como lo hicieron… ¿Quién calma mi dolor mientras ellos se ríen?”
Denunció la impunidad de los profesionales de la salud:
“Miles de niños y personas mayores mueren cada día y no pasa nada.”
Llamado a la acción
Este caso no debe quedar en un lamento aislado. Exigimos a las autoridades de salud de Villa Clara y al Ministerio de Salud Pública:
- Investigar a fondo la actuación del personal médico implicado.
- Revisar y reforzar los protocolos de diagnóstico y atención de cuadros neurológicos en menores.
- Garantizar la disponibilidad de insumos y medicamentos esenciales en todos los hospitales infantiles.
- Implementar sanciones a quienes incumplan sus deberes profesionales.
Nuestros niños merecen atención oportuna y de calidad. La negligencia no puede ser tolerada ni encubierta.