
Carlos Otero llora, pero no tanto como el canal
El mítico canal América Tevé, ese que alguna vez fue la meca audiovisual de los cubanos en el exilio y hogar de más peluquines televisivos que la televisión estatal cubana en un mes, ha cerrado sus puertas. Otra vez. Y esta vez parece que sin ni siquiera una reposición de El Mikimbín de Miami para despedirse con dignidad.
Desde su canal de YouTube, La Hora de Carlos, Carlos Otero —presentador, exestrella de la emisora y testigo presencial del hundimiento— compartió su pesar. “Es una pena”, dijo, visiblemente afectado, aunque no tanto como la junta de accionistas que ahora intenta explicarle a Hacienda por qué hay más demandas que comerciales al aire.
¿Qué pasó? El resumen ejecutivo de un desastre anunciado
Según Otero, la caída de América Tevé no fue cosa de un día, sino un proceso de autodestrucción lenta y dolorosa que incluiría:
- malas decisiones administrativas,
- ejecutivos que creían que las redes sociales eran una moda pasajera,
- accionistas peleando como si el canal fuera una herencia mal repartida,
- y un mercado que avanzó… mientras el canal se quedó en 2007.
Y, por si todo eso fuera poco, nuevos accionistas mexicanos tomaron el control. Lo cual suena esperanzador, hasta que uno se entera de que “retomar el control” es más bien sinónimo de: “vamos a ver qué quedó en pie después del incendio”.
El Titanic de la Pequeña Habana
América Tevé llegó a tener nueve horas de programación en vivo diaria. Hoy tiene… bueno, una página web que todavía carga, y el eco de lo que fue un set de noticias. “Los estudios están vacíos, las luces apagadas y el café de la última reunión todavía está tibio”, podría decir algún empleado despedido si no estuviera demasiado ocupado actualizando su perfil en LinkedIn.
Entre los caídos están figuras históricas como Ángel Blanqués y Claudio Pereira, mencionados por Otero como verdaderos pilares del canal. De hecho, Blanqués fue el encargado de montar los equipos técnicos originales de la emisora. Hoy, esos equipos probablemente estén a la venta en Craigslist con el título: “Usados, pero con historia”.
La televisión no está muerta (pero está grave)
Carlos, que no pierde el optimismo —ni el maquillaje frente a cámara—, asegura que “la televisión no está muerta”. Según él, solo necesita un respirador, terapia intensiva y una transfusión de influencers jóvenes con más de 100K en TikTok.
En su visión, América Tevé podría resucitar si se adapta a los nuevos tiempos: redes sociales, streaming, memes, inteligencia artificial que lee las noticias sin equivocarse y algún milagro administrativo. Todo es posible si no lo manejan los mismos que hundieron el canal, claro.
Y ahora, ¿quién podrá defendernos?
Mientras tanto, la comunidad cubana en Miami llora, Otero reflexiona en su set improvisado de YouTube, y América Tevé… espera. Como un actor olvidado que sueña con un cameo, el canal aún tiene seguidores, historia y una marca que podría revivir si alguien —con dinero, visión y más de dos neuronas administrativas— decide apostarle al futuro.
Porque sí: la televisión no ha muerto, pero América Tevé, de momento, está en coma inducido… y sin cobertura médica.