
Cuando uno imagina La Habana, evoca coches clásicos, música en la calle y fachadas coloridas. La postal turística no incluye ser despojado de tus pertenencias mientras caminas. Sin embargo, el más reciente caso de moto-asalto a una turista extranjera demuestra que la inseguridad se ha convertido en parte del paquete “auténtico” que ofrece hoy la capital cubana.
El atraco relámpago
Ocurrió alrededor del mediodía, en una céntrica calle habanera: la hora “premium” de la inseguridad. Una visitante paseaba con su cámara y su bolso cuando, de repente, un motociclista se le aproximó por detrás. Sin casco, sin respeto y con la audacia que brinda un sistema de transporte colapsado, el asaltante arrancó el bolso en un tirón y escapó en segundos, perdiéndose entre los baches, el humo de los ómnibus y el caos de semáforos inoperantes.
La turista resultó ilesa físicamente, aunque el susto y la pérdida de sus objetos personales —documentos, dinero y equipo electrónico— dejaron una impresión duradera. Su opinión sobre la isla cambió más rápido que la cotización del dólar en el mercado informal.
Inseguridad sin atención al cliente
- Lugar: Calle habanera, zona turística.
- Momento: Mediodía, cuando el sol y la falta de vigilancia convierten la calle en un riesgo.
- Método: Moto-asalto exprés, sin casco ni freno ético.
- Respuesta policial: Llegó… eventualmente.
En Cuba, la policía prioriza el control de la disidencia sobre la protección del ciudadano o el visitante. El ladrón se desvanece antes de que llegue la patrulla; la víctima queda contando el tiempo en lugar de disfrutar el recorrido.
Turismo versus realidad
Mientras el gobierno promociona la isla como destino semejante a Cancún, la realidad de quienes la recorren es otra: más sustos que postales. Los paquetes turísticos rara vez incluyen un capítulo sobre cómo reaccionar ante un asalto o dónde tramitar un seguro de robo internacional.
Los visitantes creen comprar arena, mar y mojitos; terminan comprando desconfianza, recortes de trámites consulares y anécdotas de miedo. El contraste entre la promoción oficial y el día a día en la calle es un choque que muchos no olvidan.
Consejos para el viajero (versión realista)
- Protector solar y agua embotellada: imprescindibles bajo el sol caribeño.
- Seguro contra robos: no es un lujo; es parte del equipaje.
- Copia de documentos: mantiene a salvo pasaporte y licencias.
- Rutas seguras: infórmate con locales de confianza sobre zonas a evitar.
- Discreción con objetos de valor: guarda el móvil y la cámara cuando no las uses.
La Habana que vende el Estado omite su otra cara: una ciudad donde el turista debe vigilar su bolso tanto como su bronceado. El asalto en moto es el nuevo “souvenir”: no se compra, se sufre. Y, a diferencia de una postal, deja secuelas.
El Cubano Rebelde seguirá contando lo que no muestran en la promoción oficial: la isla de la doble realidad, donde la belleza convive con el riesgo y la hospitalidad se mezcla con la desprotección. Porque la verdadera experiencia cubana incluye también aprender a cuidarse bajo el sol… y a resguardar lo poco que te atrevas a llevar.