Nuevas regulaciones

En un movimiento que combina pragmatismo económico con la habitual improvisación institucional, el Ministerio de Comercio Interior de Cuba ha decidido extender los plazos para que MIPYMES y cooperativas no agropecuarias con licencia de comercio mayorista sigan operando. ¿La razón? Todavía nadie sabe cómo ni cuándo evaluarlas.

La medida fue anunciada a través de la Resolución 18/2025, publicada en la Gaceta Oficial No. 43. En teoría, se trata de un paso para establecer un marco de control más riguroso sobre estas entidades. En la práctica, suena más a un “sigan vendiendo… hasta nuevo aviso”, un eufemismo institucional para decir que los mecanismos de evaluación aún están en pañales.

Evaluación fantasma: criterios inexistentes, plazos indefinidos

La resolución promete una evaluación del desempeño de las MIPYMES y cooperativas mayoristas, pero no establece ni plazos ni criterios claros para hacerlo. En otras palabras, se les permite seguir operando, pero sin saber bajo qué reglas serán evaluadas ni cuándo se hará efectiva esa revisión.

Este limbo regulatorio no es nuevo en el escenario económico cubano. En un país donde las leyes suelen redactarse con más velocidad de la que se implementan, las empresas ahora deben adaptarse a un marco que promete control, pero entrega indefinición.

Mientras tanto, la incertidumbre se convierte en la norma para los emprendedores que deben seguir operando bajo la amenaza de un cambio regulatorio que puede caer en cualquier momento, sin previo aviso y con la misma lógica impredecible que caracteriza a las políticas económicas nacionales.

Los TCP: los grandes perdedores del “ajuste”

Pero no todos están invitados a esta fiesta mayorista sin fecha de caducidad. Los trabajadores por cuenta propia (TCP) han sido excluidos del juego. La resolución les ordena liquidar inventarios, como si se tratara de contrabandistas que deben deshacerse de la mercancía antes de que llegue la policía.

En un contexto donde el comercio mayorista ha sido, para muchos TCP, la única vía para mantener a flote sus negocios, esta decisión supone un nuevo golpe para el sector privado, que ahora se ve obligado a limitarse al comercio minorista, donde la competencia es feroz y el margen de ganancia, mínimo.

Mientras las MIPYMES pueden seguir vendiendo —aunque bajo la amenaza de una evaluación pendiente—, los TCP deben desmontar sus operaciones, perder inventarios y ajustar sus expectativas a un mercado cada vez más restringido.

¿Y los consumidores? Reza, si puedes

Para los consumidores, la noticia es un recordatorio más de que el comercio en Cuba sigue siendo un juego de azar. Las MIPYMES y cooperativas pueden seguir vendiendo, siempre y cuando sobrevivan al próximo paquete de regulaciones que puede caer en cualquier momento.

Mientras tanto, el acceso a productos esenciales sigue siendo un lujo inalcanzable para muchos. Y en un contexto donde las regulaciones cambian más rápido que los precios en el mercado negro, el único consejo práctico parece ser el mismo de siempre: reza, improvisa y espera.

Desde Cubano Rebelde, la conclusión es clara: si eres MIPYME, puedes seguir vendiendo; si eres TCP, liquida; y si eres consumidor, prepárate para lo que venga, porque en Cuba el único plan a largo plazo es la incertidumbre.

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