
En una ciudad donde la supervivencia diaria ya es un arte —entre apagones, colas y escasez— surge una nueva forma de “coreografía urbana”: el robo en equipo bajo la técnica llamada “cortina humana”. Tres mujeres han sido captadas por cámaras de seguridad en La Habana ejecutando este método con precisión casi teatral, y el video se ha vuelto viral como prueba de que el ingenio criollo no tiene límites… para el delito.
El método “cortina humana”
- La pantalla: una persona ocupa al dependiente o a otros clientes con preguntas o gestos llamativos.
- La distracción: otra se desplaza alrededor de la víctima o del mostrador, provocando un mínimo de caos.
- La ejecución: la tercera aprovecha el desconcierto para sustraer los productos, escondiéndolos “entre la ropa” como si fueran mangos en temporada alta.
Todo sucede en cuestión de segundos, con movimientos sincronizados que recuerdan más a un acto de ilusionismo callejero que a un hurto improvisado.
Víctima y denuncia
La tienda donde se registró el incidente ha pedido ayuda ciudadana para identificar a las tres mujeres. Mientras tanto, el video circula por redes, generando asombro y resignación: asombro por la destreza y resignación porque ese es, para muchos, el espectáculo cotidiano de la inseguridad.
El contraste con la realidad oficial
- Policía: sigue sin gasolina ni patrullas suficientes —al igual que la corriente eléctrica— para prevenir o reaccionar con prontitud.
- Tiendas: carecen de mercancía, de personal y a menudo de cámaras en buen estado.
- Ladrones: innovan con estrategias que podrían enseñarse en escuelas de crimen organizacional.
Mientras el discurso oficial insiste en que “Cuba es un lugar seguro”, la práctica diaria demuestra lo contrario. La “cortina humana” se suma a un repertorio creciente de tácticas que convierten el robo en un acto colectivo y planificado.
El ingenio cubano, tan elogiado cuando se trata de resolver problemas de supervivencia, aquí se despliega en manos largas y sincronizadas. La sonrisa del turista se congela al ver el video; el dependiente se resigna a otro faltante de inventario; el ciudadano común suspira al pensar en la próxima modalidad delictiva.
En un país donde todo falta, incluidos los mecanismos de seguridad efectivos, la cortina humana emerge como símbolo de un colapso: social, económico y moral. Un recordatorio de que, cuando las instituciones fallan, la creatividad encuentra salidas… aunque sean para robar.
El Cubano Rebelde seguirá registrando estas nuevas “tendencias made in Cuba”, porque la verdad no se oculta tras ninguna cortina.