
En Cuba ya no hace calor. Hace odio. Este domingo, la estación meteorológica de Veguitas, en Granma, decidió confirmar lo que todos ya sabían (porque nadie ha dormido bien en días): 37.1 grados Celsius, oficialmente registrados, aunque la sensación térmica era más cercana a “sartén con arroz pegado”. Mientras, el resto del país juega al “quién suda más” con temperaturas entre 32 y 35 °C, humedad en modo sopa y apagones como condimento extra.
Todo gracias a una vaguada en el golfo de México, que en lugar de traer lluvias como Dios manda, solo aumentó la humedad y nos regaló el fenómeno natural más cubano del momento: el sudor colectivo con olor a resistencia histórica.
Lluvias: pocas, aisladas y con complejo de privilegio
Sí, llovió. Pero solo donde hay turistas. En Varadero, por ejemplo, se reportaron 32.6 milímetros de lluvia, justo a tiempo para refrescar los mojitos. El resto del país siguió al vapor.
Veguitas, que ya tiene historial de ser uno de los infiernos oficiales de Cuba, sigue en su empeño de romper récords. Aunque no logró superar el trono de Jucarito (40.1 °C) ni el de Bolivia, Ciego de Ávila (40 °C), sigue siendo candidata firme al título de “municipio más propenso a hervir un huevo sin cocina”.
El mundo también suda… pero con aire
La Organización Meteorológica Mundial confirmó que 2024 fue el año más caluroso de la historia. Claro, la diferencia es que en otros países hay aire acondicionado, electricidad estable y hielo sin libreta de racionamiento.
En Cuba, en cambio, tuvimos en 2023 nuestro año más caluroso desde 1951… y ahora lo recordamos con cariño. Porque lo de ahora es otra liga. Una liga donde el que tiene una planta eléctrica y un ventilador se convierte automáticamente en líder de barrio.
Apagones: el ventilador es mental
La crisis energética nos invita a disfrutar del verano como lo hacían los taínos: a oscuras, sin ventilación, y con el riesgo de derretirse al mediodía. Termoeléctricas rotas, combustible escaso y mosquitos que entrenan en altísimas temperaturas para picar con más potencia.
Mientras tanto, el pueblo inventa abanicos con tapas de yogurt y reza para que al menos la corriente vuelva por cinco minutos… para cargar el celular y poner un meme que lo explique todo.