
Un descarrilamiento ardiente: el kilómetro 80 se convierte en pista de fuego
Mientras muchos en Matanzas dormían plácidamente, en la periferia de Benavides un tren decidió que no, que era hora de prenderle chispa a la madrugada. Un convoy que transportaba pailas de alcohol terminó descarrilado, dejando cuatro vagones afectados, uno de ellos volcado y tres más fuera de los rieles. Como si no fuera suficiente, el alcohol derramado hizo lo suyo: fuego, humo y un espectáculo digno de una película de acción… pero versión cubana.
Bomberos al rescate: héroes de turno para apagar el “ron con chispa”
Los comandos 1 y 2 de bomberos de Matanzas no tuvieron noche tranquila. Corrieron al lugar para enfrentar lo que algunos en redes ya bautizan como “la parrillada ferroviaria”. Por suerte, lograron contener el incendio antes de que las llamas se comieran al resto del tren o alcanzaran las casas cercanas. Y lo mejor: ¡ni una sola persona herida! Aunque claro, el susto de los vecinos vale por tres infartos.
Mientras tanto, en Facebook: reporteros informando en tiempo real
El periodista Pedro Rizo Martínez, como buen cronista del caos, confirmó en Facebook que el fuego estaba controlado. Eso sí, no dejó de subrayar que ahora tocaba enfriar los vagones, porque nadie quiere un rebrote de llamas justo cuando crees que puedes irte a dormir.
René Peña García, el director adjunto de Ferrocarriles de Occidente, anunció que andan metidos hasta los tobillos en trabajo para despejar la vía. Porque sí: el país puede parar por muchas razones, pero que la línea férrea quede bloqueada por un tren borracho (de alcohol) no estaba en el guion.
Autoridades presentes: todos mirando… y pocos durmiendo
Hasta la Unión de Ferrocarriles de Cuba y la Dirección Provincial de Transporte mandaron representantes al lugar. No todos los días se descarrilan vagones llenos de alcohol, después de todo. Se habló de evaluar daños, de coordinar esfuerzos, de restaurar la vía. Pero, entre nosotros, lo que todos querían saber era: ¿de quién fue la culpa? ¿Y quién va a pagar los arreglos?
Un sistema ferroviario que pide ayuda a gritos (o a sirenas)
Este episodio vuelve a poner sobre la mesa la realidad del ferrocarril cubano: rieles viejos, equipos cansados, accidentes que parecen inevitables. Y aunque esta vez no hubo tragedias humanas, el accidente deja claro que hace falta algo más que suerte para mantener el sistema funcionando.
Eso sí, gracias a los bomberos, esta historia no terminó como un brindis fallido. No hubo muertos, no hubo heridos… solo un tren empapado en alcohol y chamuscado por las llamas. Y muchos cubanos preguntándose: ¿y si ese cargamento hubiera llegado a destino, no habríamos estado todos un poco más alegres?
Si quieres, te armo también titulares llamativos o frases para redes al estilo: “¡El tren del alcohol ardió, pero ni una gota llegó a las copas!” o “Matanzas: donde hasta el ferrocarril necesita un trago después del susto”. ¿Te preparo eso?