Se restablecen los servicios de electricidad en españa

Mientras en España un apagón general fue solucionado en cuestión de horas, en Cuba la oscuridad sigue siendo parte del paisaje cotidiano. En la Península Ibérica, una falla en la red europea encendió las alarmas —y, poco después, volvió a encender literalmente todo lo demás. El sistema eléctrico español reaccionó con eficiencia: técnicos capacitados, una estructura moderna, y algo que suena casi mitológico en el Caribe: planificación.

Al otro lado del Atlántico, en la isla de los eternos “ajustes energéticos”, el acontecimiento fue seguido con una mezcla de admiración y sarcasmo tropical.
“¿Cómo que ya tienen corriente? ¿Y sin reunión del Partido, sin Mesa Redonda, sin discurso de cinco horas explicando que todo es culpa del bloqueo?”, preguntó un habanero desde la penumbra de su sala, con un mechón en una mano y una vela de San Lázaro en la otra.

La electricidad como privilegio… o como broma

En Cuba, el apagón ya no es noticia. De hecho, ni siquiera se llama así. Tiene nombres más creativos: “interrupción programada”, “optimización energética” o, simplemente, “martes”.

España, tras apenas unas horas sin luz, ofreció disculpas a sus ciudadanos por las molestias. En Cuba, en cambio, se celebra cuando la electricidad aparece, como si fuera una visita sorpresa del Espíritu Santo.
“Aquí no hay apagones. Hay vacaciones eléctricas prolongadas”, bromeó un vecino de Santa Clara mientras intentaba enfriar agua en un refrigerador apagado desde el mes pasado.

Realidades opuestas, velas comunes

Mientras los españoles volvían a su rutina, encendían sus routers y recuperaban sus series de Netflix, los cubanos seguían participando del deporte nacional:
“Adivina qué día vuelve la corriente”, una versión caribeña de la ruleta rusa, solo que con más calor y menos pólvora.

La diferencia no está solo en la infraestructura, sino en la narrativa. Mientras España asume que la electricidad es un derecho básico, en Cuba es una especie de gracia divina, intermitente y caprichosa. Y mientras unos miden el corte por minutos, otros ya lo miden por generaciones.

En España, la luz se va… y vuelve.
En Cuba, se va… y se va… y se va…
Como los jóvenes.

El Cubano Rebelde seguirá informando. Con linterna en mano. O con la pantalla del celular, si por casualidad hay carga. Y si no, bueno… nos vemos cuando venga la corriente. Tal vez.

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