Comunidad pide fin a la ONU

Este 6 de mayo, la Eurocámara se prepara para debatir el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación UE‑Cuba, ese curioso pacto que permite intercambios culturales, comerciales y, en la práctica, un aplauso silencioso a un régimen sin ley de género. Pero un puñado de valientes colectivas feministas cubanas decidió ponerle un alto a la función: “Suspendan ese acuerdo hasta que Cuba reconozca los derechos de las mujeres”, claman en su misiva reproducida por Martí Noticias.

La “gran cooperación” sin contraprestaciones

Imagínese un contrato donde una parte entrega recursos, acceso y buena voluntad… y la otra ni siquiera cumple lo mínimo: proteger a la mitad de su población. En Cuba, las mujeres siguen sin una Ley Integral de Violencia de Género, un triste récord que la coloca como el único país del hemisferio occidental sin esa norma básica. Mientras tanto, la UE sigue enviando felicitaciones diplomáticas y fondos de cooperación como si nada.

Feministas alzan la voz

Firmado por organizaciones como la Red Femenina de Cuba, Alas Tensas y el Observatorio OGAT, el documento no se anda con rodeos: denuncia la “banalización del mal” y exige que el Parlamento Europeo active la cláusula de suspensión. Señalan, además, casos concretos: la revocación de licencias extrapenales a disidentes como José Daniel Ferrer y Félix Navarro, y el sufrimiento de madres como Zoila Esther Chávez.

Ironías de la realpolitik

La UE, con su habitual prudencia, ya expresó “profunda preocupación” por los encarcelamientos, y promete monitorear “todos los mecanismos disponibles”. Suena muy serio… hasta que recuerdas que el acuerdo sigue en pie y que, en lo que va de 2025, 12 mujeres han perdido la vida por violencia machista en la isla.

¿Diálogo o puro monólogo?

¿De qué sirve dialogar si una de las partes no escucha? El régimen cubano acumula aplausos diplomáticos mientras niega derechos básicos. Es como invitar a alguien a cenar y luego pedirle que traiga su propia comida.

Una llamada a la coherencia

Las feministas cubanas proponen una simple regla de tres: sin ley de género, no hay cooperación. Que la UE demuestre que sus principios valen más que un titular político. Que active la cláusula de suspensión y obligue al gobierno cubano a legislar en favor de la mitad de su población.

Conclusión

El 6 de mayo, los eurodiputados decidirán si mantienen el statu quo o si, por fin, alinean sus acciones con sus discursos de derechos humanos. Porque de nada sirve un acuerdo si deja fuera a quienes más lo necesitan: las mujeres cubanas. Y esa, sin duda, sería la verdadera cooperación.

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