
A las 3:42 a.m. de este jueves, un temblor de magnitud 4.3 en la escala de Richter estremeció el oriente de Cuba. El Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CENAIS) ubicó el epicentro en el mar Caribe, a 25 km al sureste de la costa de Santiago de Cuba y a una profundidad de 10 km. Aunque no se reportan daños materiales ni pérdidas humanas, el movimiento generó sobresalto y puso en alerta a las autoridades y a la población de varias provincia.
Percepción y alcance del temblor
Habitantes de Santiago de Cuba, Guantánamo y Granma describieron el temblor como un sacudón breve pero claro: camas que vibraron, cristales que tintinearon y el retumbar de los cimientos. Muchos salieron despavoridos a la calle, calzándose a tientas y alumbrados por la luz de sus teléfonos móviles. En barrios elevados, algunos sintieron un vaivén más prolongado, mientras en zonas bajas el movimiento fue más suave, aunque igual de inquietante.
Los sismos de magnitud alrededor de 4 grados suelen ser catalogados como “ligeros”: pueden despertar a la población y mover objetos colgados, pero rara vez causan daños estructurales en edificaciones bien mantenidas. No obstante, en construcciones deterioradas o sin refuerzos antisísmicos, incluso un temblor de esta intensidad puede agravar grietas existentes y representar un riesgo para la integridad de muros y techos.
Contexto sísmico de Cuba
Cuba se asienta en el límite entre la placa del Caribe y la de América del Norte, un entorno tectónico que propicia actividad sísmica, especialmente en el oriente de la isla.
- Convergencia de placas: la placa del Caribe se desliza lentamente hacia el este-noreste bajo la placa norteamericana.
- Zonas de falla: múltiples fallas submarinas y terrestres recorren la región oriental, activándose de forma intermitente.
- Historial de sismos: en lo que va de 2025, este es el tercer temblor perceptible. El más fuerte previo ocurrió en febrero (magnitud 4.7) y otro en marzo (4.1), ambos también sin consecuencias graves.
La frecuencia moderada de estos eventos mantiene a la población en un estado de alerta latente, pues aunque la mayoría no provoca daños, sienta un recordatorio constante de la vulnerabilidad geológica.
Respuesta y protocolos oficiales
El CENAIS y el Instituto de Meteorología emitieron comunicaciones inmediatas, confirmando magnitud, epicentro y profundidad, y descartando mayores réplicas inminentes. El Gobierno provincial de Santiago de Cuba activó su plan de contingencia:
- Alerta temprana: difusión vía radio, televisión y mensajería móvil.
- Revisión de infraestructuras críticas: hospitales, escuelas y centros de evacuación inspeccionados por equipos de protección civil.
- Patrullaje de edificios: brigadas de bomberos y constructores valoraron fachadas y muros en zonas históricas de La Habana Vieja y otros municipios.
- Puestos de socorro: preparados para atender posibles heridos y coordinar traslados.
Aunque no hubo evacuaciones masivas, los cuerpos de rescate permanecieron en alerta por si se registraban réplicas o emergencias secundarias, como cortes de servicio eléctrico o fugas de gas en edificaciones antiguas.
Prevención ciudadana: recomendaciones para el futuro
Ante la recurrencia de sismos en el oriente cubano, las autoridades y expertos recomiendan a la población:
- Identificar rutas de evacuación: conocer salidas de emergencia en el hogar, la escuela o el lugar de trabajo.
- Tener preparado un “kit sísmico”: linterna, radio portátil, agua, alimentos no perecederos y copia de documentos.
- Asegurar mobiliario: fijar estanterías, cuadros y objetos pesados para evitar caídas.
- Practicar simulacros: el famoso “agáchate, cúbrete y sujétate” debe interiorizarse para reaccionar instintivamente.
- Reforzar edificaciones: en la medida de lo posible, consolidar muros y techos con apoyos antisísmicos.
La cultura de la prevención es clave para minimizar riesgos. Cada temblor, por ligero que sea, ofrece la oportunidad de repasar acciones y reforzar la resiliencia comunitaria.
El sismo de 4.3 R de esta madrugada no causó víctimas ni destrucción grave, pero sirvió para recordar que Cuba habita una zona activa. La paradoja es vivir en un territorio de belleza tropical y, al mismo tiempo, de inestabilidad geológica. Mientras la pantalla estatal vuelve pronto a sus telenovelas y noticieros promocionales, en las calles queda el eco de un pueblo que salió en pijama para reencontrarse con su propia fragilidad.
La verdadero desafío no es evitar que la tierra tiemble —eso escapa a todo control—, sino edificar una sociedad donde la preparación y la solidaridad sirvan de cimiento más firme que cualquier pared de ladrillo. Cada sacudida debe impulsar mejoras: en la construcción, en la respuesta institucional y en la conciencia ciudadana. Solo así, cuando vuelva a retumbar el subsuelo, Cuba estará un poco más lista para mantenerse en pie.